Las arrugas talladas en su rostro, la mesa pegada a la ventana y usted sentada ahí, prácticamente inmóvil. Al caminar por calle Belgrano su imagen se transforma en un cuadro más de mi registro cotidiano. Yo seré un fotograma de los tantos que usted observa, inmutable, en esa película constante, donde la escenografía de fachadas rosas construyen una atmósfera particular que me envuelve en un mundo onírico, y yo el protagonista, o tal vez un extra más.
Ayer la vi rezando el rosario, no tenía su sopa en la mesa y tampoco estaba acompañada, tal vez sería por la hora en que nos vimos, realmente no lo se, no miré el reloj en ese instante. Todos los días que puedo me robo una imagen suya y voy componiendo su rutina diaria, el resto de los cuadros me los imagino.
Espero verla el lunes a la hora del té y robarle a su vida algún otro detalle. Será difícil conseguir llevar a casa algún sonido, algún aroma, ese vidrio me lo impide, ese vidrio nos separa.
4 nov 2009
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2 comentarios:
¿tal vez un recorrido en colectivo o trole por el microcentro?... tal vez...
TODO SURGIO EN UNA DE MIS TANTAS CAMINATAS POR BARRIO GÜEMES..GRACIAS MIGUEL POR DARTE UNA VUELTA
UN ABRAZO
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